sábado, 15 de septiembre de 2007

"Pero aquello de lo que Heráclito huía continúa siendo lo mismo de lo que nosotros nos apartamos ahora: el ruido y la charlatanería de demócratas de los efesios, su política, sus novedades del Reich (de Persia, ya se entiende), su chismorrería del "hoy",- pues nosotros los filósofos necesitamos sobre todo calma de una cosa: de todo "hoy". Veneramos lo callado, lo frío, lo noble, lo lejano, lo pasado, en general todo aquello cuyo aspecto no obliga al alma a defenderse y a cerrarse, -algo con lo que se pueda hablar sin elevar la voz."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ideales ascéticos, en eso mismo ando metido últimamente. Como Foucault durante sus últimos días, cuando (re)descubrió al maestro Séneca...

Sigo tus textos con interés y admiración, aunque no comento porque no tengo gran cosa que aportar. El tuyo es un blog para leer y disfrutar, no para dar cera.

Saludos

Mariano Cruz dijo...

Hola Stavro, me alegra saber de ti de nuevo. Espero que podamos leer pronto tu nuevo blog (o el viejo con textos nuevos, el caso es leer algo). Ciertamente es un ejercicio interesante confrontar ambos textos, Foucault acaba de alguna manera superando a su viejo maestro al recuperar los ideales ascéticos (la inquietud de sí) en su última época. Precisamente acabó llamando a su proyecto general "una ontología del hoy" o presente, haciendo de la ironía nietzscheana un programa de la filosofía futura. Un abrazo