viernes, 16 de noviembre de 2012

A contra tiempo

Sirva como humilde homenaje y recuerdo de ellos dos. Con la muerte de Chicho Sánchez Ferlosio hace unos años y la más reciente de Agustín García Calvo, desaparecen, esperamos que no para siempre, esperamos a los que recojan su testigo, si es que eso es posible. Desaparecen digo, los dos últimos intelectuales de un cuño muy especial. Dos intelectuales y artistas que, por un lado, poseían una vasta y durísima formación clásica (la prosa de Agustín mezcla de coloquialismo extremo, latín clásico y castellano del Canciller Ayala, es agradable pero no cómoda de leer); y por otro, un compromiso explícito con la poesía, pero sobre todo con las formas vivas de la poesía: la canción, la recitación, la declamación, la oratoria. Ningún artista como ellos ha usado como materia prima las formas clásicas en la canción popular comprometida. Hay muchos que han "musicado" poetas y formas poéticas clásicas o populares, pero ninguno como ellos ha creado material nuevo a partir de las formas y el magma clásicos. Chicho Sanchéz Ferlosio supo, con sus adaptaciones e interpretaciones, dar aliento, carne y vida a las estrofas de Agustín, haciendo que su fuerza poética aumentara exponencialmente en su voz y en las cuerdas de su guitarra. Uno de los ejemplos más bellos y geniales de lo que estoy hablando es, para mí, su canción A contra tiempo, sobre unos versos de Agustín. Un canto al regreso de las Carabelas de Colón antes de que se haya irreversiblemente consumado el advenimiento de un Mundo Nuevo. Un mundo nuevo pintado a la vez como esos mundos primigenios de Empédocles, herpes que vomitan fuego y fumarolas. Un mundo que es el mundo de los logógrafos y de los primeros exploradores griegos del Asia y del Norte. Un mundo que es el de las maravillas y rarezas expuestas en las relaciones y crónicas de conquistadores y clérigos en América. Y mundo en definitiva que es el mundo del futuro, el mundo que haremos. El día de hoy. "Atrás, a contra tiempo".

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